home blog

Chianti Classico Il Guerrino 2022

12 diciembre 2025

La última fotografía de un viñedo nacido antes que nosotros

Hay vinos que nacen por elección, otros por necesidad. Il Guerrino 2022 nació de un instante. De un pensamiento que aparece de repente, como cuando alzas la vista y comprendes que ese paisaje que te rodea ya no volverá a verse igual. Es un vino que no podía planificarse: simplemente ocurrió. Y cuando suceden cosas así, merece la pena escucharlas.

Antes de ser un vino, Il Guerrino era un lugar. Una pequeña finca situada en una cresta que desciende hacia los cálidos “solatii” al sur, mientras que del otro lado mira a Montefioralle desde una especie de terraza natural suspendida entre dos valles. Un lugar que parece hecho a medida para el Sangiovese: viento, luz, inclinación y sombra en el momento justo.

Allí había dos pequeños viñedos, que juntos no llegaban a una hectárea. Los arrendamos hace más de diez años a la familia Taddei/Loretelli, quienes nos contaron con orgullo que su Chianti Classico “Il Guerrino” se elaboraba antiguamente con esas mismas uvas. Plantadas a finales de la década de 1930 —probablemente más antiguas que el propio Fernando— eran un laberinto de cepas viejas, plantas retorcidas y hileras tan estrechas que ni un tractor, ni siquiera imaginándolo, habría podido pasar.


(El viñedo de Il Guerrino con Montefioralle al fondo)

Pero ese Sangiovese hablaba. Lo entendimos enseguida. Lo utilizamos para nuestra Riserva desde el primer año: aportaba profundidad, carácter y ese toque de austeridad que hace interesante un vino —quizás no al primer sorbo, tal vez al tercero o cuarto— y después lamentas que la botella ya se haya terminado. Era materia viva, preciosa.

Pero toda elección tiene su precio. Esas viñas exigían todo y daban cada vez menos. Rendimientos irrisorios: 10 quintales… luego 8… finalmente solo 6 en 2021. Y todo hecho a mano: tratamientos, poda, vendimia. Cada racimo era una conquista. Y, como suele ocurrir, llegó el momento en que la realidad superó al romanticismo: aquellas plantas habían llegado al final de su ciclo vital. Junto con los propietarios, decidimos que era hora de arrancar y replantar, recuperando el terreno que el bosque, poco a poco, había ido invadiendo.

La vendimia de 2022 sería la última de ese viñedo octogenario.

Aquella mañana, subiendo con el equipo hacia Il Guerrino, me encontré con Valerio —el padre de Elisabetta, nuestra asesora agrónoma y enóloga—. Un hombre que conoce esta tierra tan bien que sabe leer y relatar sus estados de ánimo. Volvía de la caza, se detuvo un momento, miró las viñas y dijo simplemente:

«Es una pena arrancarlas. Entiendo por qué tenéis que hacerlo, pero esta biodiversidad… es realmente algo especial.»

Aquellas palabras me golpearon como solo lo hacen las verdades sencillas. Un segundo después, la decisión ya estaba tomada: la última vendimia de Il Guerrino no terminaría en la Riserva. Tendría su propio espacio, su propia voz, su propia memoria líquida.


(Vendimia 2022 en Il Guerrino)

Apenas cinco quintales de uva. Un pequeño depósito. Una vinificación por separado.
Una sola barrica.
Una última fotografía.

El resultado es Il Guerrino 2022 —un Chianti Classico limitado a solo 300 botellas, el último aliento de un viñedo nacido antes de la Segunda Guerra Mundial, moldeado por el viento de la Tramontana y superviviente durante ochenta años con vistas a Montefioralle.

No es un vino para explicarlo demasiado. Es un vino para escucharlo.
Y hemos querido dejarlo tal cual: honesto, íntegro, irrepetible.

Una edición limitada reservada exclusivamente para los miembros de nuestro Wine Club: un fragmento de historia agrícola, una despedida y un nuevo comienzo al mismo tiempo.

Porque algunos viñedos no desaparecen realmente cuando se arrancan: siguen viviendo en las botellas que dejan atrás.
Y Il Guerrino 2022 es su último y maravilloso saludo.