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¿Es seguro enviar el vino durante el verano?

13 julio 2022

Alguno de vosotros recordará que el año pasado, después de efectuar un pedido online, recibió un mensaje en el que le preguntábamos si le interesaba rastrear la temperatura del vino durante el tránsito del pedido desde nuestra bodega hasta su casa.

En realidad, hacía ya varios años que tenía curiosidad por saber hasta qué punto incide el estrés térmico en nuestros envíos. Sobre todo en los que hacemos a EE. UU., donde el proceso de entrega es más largo a causa de las prácticas aduaneras y de gestión burocrática de las bebidas alcohólicas.

La ocasión de satisfacer mi curiosidad se presentó cuando una amiga me habló de Wenda, una empresa informática que se ocupa de servicios especiales para la cadena de suministro. Entre los servicios ofrecidos por su equipo se encuentra el uso de dispositivos de control de la temperatura en los envíos.

Así que decidimos rastrear unos cincuenta envíos a lo largo de 2021 para conocer hasta dónde llega el impacto del estrés térmico en el vino.

Cómo se efectuaba el rastreo de la temperatura

El dispositivo que utilizamos para controlar la temperatura tenía el tamaño de una pequeña llave USB y se colocaba entre las botellas del paquete. Una vez encendido, este dispositivo registraba la temperatura cada 15 minutos durante un máximo de 60 días.

Después de recibir el paquete, el cliente solo tenía que coger el dispositivo que estaba entre las botellas, conectarlo a la toma USB de un ordenador, descargar el archivo con los datos y enviarlo a la plataforma Wenda, donde los datos eran procesados para ponerlos a nuestra disposición.

El umbral crítico

Me imagino que os estaréis preguntando cuál es la temperatura máxima permitida para no «comprometer» la calidad el vino.

La verdad es que es difícil responder a esta pregunta porque existen varios factores que influyen a la hora de definirla, como el intervalo en el que el vino supera un cierto umbral de temperatura y la estabilidad del vino mismo, que es mucho más alta en los vinos jóvenes y más delicada en los vinos envejecidos.

Los experimentos se realizaron de distintas maneras, incluso hubo un periodista que organizó una degustación a ciegas con muestras del mismo vino, comparando algunas botellas que habían sido conservadas en la bodega con otras que habían pasado todo el verano en el maletero de su coche.

Con una buena dosis de prudencia puedo afirmar que en general el vino debe conservarse siempre por debajo de los 25 °C (77 °F) y que no hay ningún problema si en el transporte se alcanzan los 30 °C (68 °F) o si se superan durante algunas horas. Lo importante es no superar nunca los 45/50 °C (113/122 °F), dado podrían comprometer la hermeticidad del tapón.

El «viaje del vino» y las temperaturas de las distintas etapas

Para simplificar, os hablaré solo de los envíos más largos a ultramar, a Estados Unidos, dejando a un lado los envíos nacionales y europeos en los que, de todas formas, no hemos registrado valores superiores a la temperatura aconsejada.

Aquí tenéis el gráfico de la temperatura de los envíos. Si alguno de vosotros desea profundizar en el tema encontrará el archivo completo aquí.

Desde hace algunos años nuestro socio para la logística es MBE Bencienni, que se ocupa de todos los procedimientos logísticos y burocráticos para la entrega de los vinos en Estados Unidos y en el resto del mundo.

De la bodega al almacén MBE 

Una vez recibido el pedido, mi padre Fernando prepara el paquete en la bodega para venga a retirarlo la furgoneta de MBE, que pasa una vez por semana.

El viaje desde nuestra bodega hasta Montevarchi, sede de MBE Bencienni, dura unos 30 minutos y en esta fase el vino no sufre un aumento excesivo de temperatura en ningún momento.

Durante su permanencia en el almacén de MBE en espera del agrupamiento de mercancías, se mantiene a una temperatura controlada que nunca es demasiado alta.

El envío hacia un centro logístico de clasificación internacional

La fase siguiente consiste en transportar el vino en un camión hasta un centro logístico europeo de envíos internacionales, que puede estar en Milán pero también en Alemania. 

En esta fase, que puede durar varias horas, se han registrado algunos aumentos de temperatura, pero solo se ha llegado a superar los 30 °C (68 °F) en una ocasión.

Después de llegar al centro logístico de clasificación, el vino permanece almacenado durante varios días a temperatura controlada, por lo que tampoco se registran problemas.

El viaje en avión y la llegada al almacén del importador EE. UU.

El viaje en la bodega del avión nunca crea problemas: es más, el vino se mantiene muy fresco, con frecuencia a unos 10 °C (50 °F). 

Después del viaje en avión, el vino llega inmediatamente al almacén de uno de los socios MBE que se ocupan del despacho aduanero (Florida, California o Nueva York). El vino puede permanecer varios días aquí también, pero se conserva a temperatura controlada por lo que no se ha registrado ninguna anomalía.

La tramitación del envío por parte de Fedex y la entrega en la casa del cliente final

Este es, en mi opinión, el momento más delicado: después de pagar los impuestos de aduana el paquete pasa a manos del transportista (normalmente Fedex), que lo hace viajar entre sus distintos centros logísticos hasta el momento de su entrega en furgoneta al cliente final.

Es en esta fase, sobre todo el día de la entrega, cuando se han registrado algunos aumentos de temperatura, principalmente en los estados del sur y en los meses de julio y agosto. En estos casos la temperatura ha superado algunas veces los 30 °C (68 °F) durante varias horas.

De todos modos, tengo que decir que cuando se ha producido esta anomalía ha durado pocas horas y que las temperaturas han permanecido siempre muy por debajo de los 40 °C (104 °F).

Entonces, ¿es mejor esperar al final del verano para enviar el vino?

Desde mi punto de vista, si no tenéis prisa o un motivo especial es preferible esperar hasta septiembre para encargarlo (o pedirnos que aplacemos el envío de los pedidos realizados durante el verano) para evitar cualquier tipo de riesgo.

Esto vale sobre todo para la compra de viejas añadas de nuestra colección de familia, que como os he explicado antes pueden ser más delicadas.

De todas formas, si necesitáis recibir las botellas antes de septiembre o habéis efectuado ya un pedido en el verano (especialmente si no vivís en un estado muy cálido), no os preocupes en absoluto: el vino llegará siempre en perfectas condiciones.

¡Aseguraos más bien de mantenerlo a la temperatura adecuada a la hora de beberlo!