Para mí, marzo marca cada año un momento de reflexión y degustación. Con calma y perseverancia, pruebo una muestra de vino de cada barrica de nuestra bodega de Montefioralle, un ritual que celebra el final de un ciclo y el principio de otro nuevo.
No es el tema principal de esta historia, pero la decisión de utilizar barricas pequeñas nos impone una larga mañana de degustaciones, en la que nos esperan más de 70 muestras. Esta práctica, implantada con la colaboración de nuestra enóloga asesora Elisabetta, es crucial para mantener la calidad y prevenir posibles riesgos: de la contaminación bacteriana al exceso de oxidación.
De manera que vamos probando sistemáticamente las barricas con todos los vinos de la penúltima vendimia, la de 2022 en este caso, y luego el Reserva, el Gran Selezione y el Monteficalle IGT de la anterior, la de 2021. Es evidente que después de una mañana como esta somos capaces de definir mejor el patrón evolutivo de las diferentes añadas.
Añada 2021: Elegancia en el tiempo
Aunque su gélida primavera redujo la cosecha en un 20 %, la añada 2021 se distingue por su austera elegancia, una promesa de excelencia que madura sin prisas. Pronto embotellaremos el Chianti Classico Riserva, el Monteficalle y el Gran Selezione, testimonios de una añada que, a pesar de las adversidades, seguirá brillando en el tiempo. Habrá que esperar con paciencia para disfrutar de esta añada, que sin duda nos sorprenderá.
Añada 2022: Desafíos y sorpresas
Me gustaría decir algo más en favor de la añada 2022, porque acaba de terminar la Chianti Classico Collection: una feria donde las empresas consorciadas pueden presentar sus vinos en primicia y donde la prensa del sector ha dedicado amplio espacio a comentar precisamente la añada 2022.
Empezaré diciendo que nunca llevo los vinos a la feria en primicia, como muestra de barrica: en parte porque me cuesta mucho prepararlos, pero también porque no me gusta poner en manos de la crítica un vino que todavía no ha terminado su proceso. El vino de la añada 2022 se embotellará en los próximos meses, así que no estuvo presente en el evento.
Esto no significa que no haya leído como han descrito esta añada muchos periodistas y expertos: casi siempre, el punto recurrente era que se trata de la enésima añada calurosa que pone a prueba a los viticultores por el cambio climático. Se hablaba por tanto de taninos ásperos, de vinos no bien equilibrados, etc.
El cambio climático es un fenómeno evidente, sobre todo para los productores de vino, y algunas añadas especialmente calurosas han quedado grabadas en mi memoria por los desafíos que tuvimos que afrontar: recuerdo el calor excepcional de 2003 (que luego ha pasado a ser la normalidad), el árido 2011, el calurosísimo 2012 y mi peor pesadilla: el calor y la total ausencia de lluvia de 2017.
Sin embargo, aunque según el termómetro y las mediciones tal vez sea la más calurosa de todas, no creo que la añada 2022 se parezca mucho a las que acabamos de mencionar. Tiene algo distinto. De hecho, si vemos las fechas de vendimia de las añadas anteriores, todas ellas se efectuaron a principios de septiembre, mientras que en 2022 hemos conseguido esperar hasta finales de mes.
Recuerdo que avise con muchísima antelación a los jóvenes que nos ayudan en la vendimia, por miedo a que se precipitase la acidez, pero después la aplazamos varias veces porque los parámetros seguían siendo bastante buenos y pudimos dejar que los taninos completasen su maduración.
¿Habrán sido las lluvias regulares de la primavera, seguidas de las de agosto y septiembre? ¿Habrá sido la decisión de aplazar al máximo el inicio de la vendimia? No lo sé, el hecho es que no consigo encuadrar a nuestro Chianti Classico 2022 en la descripción general de la prensa sobre esta añada. En las degustaciones he encontrado un vino pulposo y potente, pero bien equilibrado en lo que respecta a su frescura y verticalidad. El tanino tenso, pero bien maduro: un vino que en cierto modo está ya más listo que el de las añadas menos recientes.
Contra toda predicción, nuestro Chianti Classico 2022 no se presenta como un simple «superviviente» del calor, sino como una muestra de nuestro territorio que escapa a las fáciles generalizaciones.
En conclusión: Nuestra voz
Mientras esperamos el momento del embotellamiento y del lanzamiento del verano, me pregunto: ¿soy yo, que veo un espejismo en la copa? ¿O estamos escribiendo un nuevo y magnífico capítulo en la historia del Chianti Classico de Montefioralle? La respuesta definitiva nos la dará vuestro paladar