Hemos llegado al final de la vendimia de 2019, la 51.ª de nuestra empresa.
Este año el ciclo vegetativo de la planta se ha alargado un poco, seguramente a causa del frío y de la lluvia abundante del mes de mayo, por lo que las vides se han tomado algún día de descanso en espera de un clima mejor. El sol ha llegado en junio y se ha mantenido durante todos los meses del verano, a excepción de algún día de lluvia —necesaria de todos modos—, que se ha intensificado en la primera parte de septiembre. Los últimos días de septiembre, cálidos y soleados, han permitido que las vides terminarán con éxito la maduración de la uva.
¿Una magnífica vendimia, por tanto? Pensamos realmente que sí: la cosecha ha durado tres días y las uvas que hemos pisado y puesto a fermentar en las cubas estaban en un perfecto estado fitosanitario. No había trazas de moho o de otras enfermedades: los granos estaban íntegros y bien hidratados y no se habían quemado.
El potencial alcohólico aportado por los azúcares oscila entre el 13,5 % y el 14,5 %, no tan exagerado como el de los últimos años, en los que hemos superado el 15 %. Su acidez, en los valores correctos, aportará frescura y longevidad a estos vinos.
Un agradecimiento especial a todos los que han ayudado a la familia Sieni en esta vendimia: Vullnet, Alice, Matteo, Caterina, Elisa, Miriam, Simone, Cosimo, Alessandro, Nicole, Vittoria, Gioele, Pietro, Pierguido, Lulvera, Vlora, Fabio, Lorenzo, Giovanni y B.
Para los que ya están impacientes por catar los vinos de esta añada, anunciamos que será necesario esperar a 2021 para el Chianti Classico Annata, a 2022 para el Chianti Classico Riserva y el Monteficalle y a 2024 para el Chianti Classico Gran Selezione.
