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Cómo ha nacido nuestro Monteficalle IGT

17 abril 2019

Estamos a finales de los años 70, principios de los 80 en Toscana y, también en el Chianti, los reglamentos de producción que regulan las DOC siguen vinculados a una antigua concepción que premia la cantidad a expensas de la calidad y que no favorece la introducción de las técnicas enológicas más actuales.

Por ejemplo, si en aquellos años una empresa vitivinícola hubiera querido producir un vino con el 100 % de sangiovese o con el 100 % de uva de baya negra, no hubiera podido etiquetarlo como Chianti Classico, dado que el reglamento imponía el uso de un mínimo porcentaje de cepas de baya blanca.

Fue así como algún viticultor de amplias miras empezó a producir vinos de calidad fuera de los reglamentos de producción de las distintas DOC. En aquel entonces estos vinos solo podían ser etiquetados como vinos de mesa (y algún año después como IGT también) y, para distinguirlos de los vinos económicos de baja calidad que llevaban el mismo término en la etiqueta, los críticos norteamericanos empezaron a llamarlos Supertuscans.

El término Supertuscan se utilizaba para indicar un vino de alta calidad, por tanto, pero cada empresa tenía su propio estilo y filosofía: algunos lo producían con el 100 % de sangiovese, otros utilizaban la sangiovese mezclada con cepas internacionales y otros abandonaron totalmente la sangiovese en favor de las demás.

Y en este contexto, a principios de los años 80, también a mí se me ocurrió plantar algunos cientos de vides de cabernet sauvignon y merlot en una nueva parcela de la finca de Montefioralle.

El vino de estas nuevas vides que vio la luz pocos años después debía tener un nombre y una etiqueta distinta, para poder distinguirlo del Chianti Classico. Buscando un efecto de contraste para este vino nuevo, decidí utilizar un nombre antiguo: Monteficalle. Monteficalle (que en italiano suena parecido a «monte de los higos») era el nombre antiguo del actual burgo de Montefioralle (que, en cambio, suena como «monte de las flores»), del que toma el nombre nuestra empresa.

Al principio el blend del Monteficalle era ⅓ cabernet sauvignon, ⅓ merlot y ⅓ sangiovese.
A partir de 2010, para aumentar su carácter distintivo respecto a nuestro Chianti Classico, pasamos al 40 % de cabernet sauvignon, 40 % de merlot y 20 % de sangiovese. La sangiovese que se utilizaba era siempre la de mayor calidad, la misma que utilizábamos con las plantas más viejas para nuestro Chianti Classico Riserva.

En 2014, añada en la que se perdió más del 40 % de la producción por el exceso de lluvias del verano, en ausencia de sangiovese de alta calidad, que debía destinarse totalmente al Chianti Classico Riserva, cambiamos de nuevo el blend: 50 % de cabernet sauvignon y 50 % de merlot.

Y así ha continuado estos últimos años. Las plantas de cabernet y merlot son ya lo bastante viejas para producir solas un vino de alta calidad y la mejor sangiovese de nuestros viñedos se destina exclusivamente al Chianti Classico Riserva y al nuevo tipo de vino que hemos introducido en 2013: el Chianti Classico Gran Selezione.